lunes, 12 de enero de 2015

este 2015 quiero...



hedonismo como propósito del 2015

Echando la vista atrás anualmente, me descubro en fechas siempre similares procurando a mi conciencia un sin fin de buenos propósitos para el nuevo año. Caigo comúnmente en el error de anhelar el mismo prototipo de deseos políticamente correctos que el resto de los mortales: dejar de fumar, preocuparme menos, sonreír más, disfrutar de los pequeños momentos mágicos del día, comer sano, adelgazar, hacer deporte, empezar una colección de cromos vintage de la abeja Maya, dejar de ir a hurtadillas a la nevera para comer chocolate pensando que de esa manera soy capaz dar esquinazo a mi sentimiento de culpa, dejar de depilarme las piernas con la cuchilla de mi señor esposo, sustituir el eye liner que tengo desde mi boda por uno que no haya que chupar para que pinte, ...

Para variar, este año voy a permitirme el lujo de desearme “delicatessen” irreverentes, frívolos y descarados con el único objetivo claro de subirme la autoestima diariamente, de disfrutar de los caprichos del alma y el cuerpo sin sentimiento de culpa ni medias tintas. Quiero ser la reina del hedonismo, voluptuosa, sibarita y material. Voy a ponerme “flamenca” con la rutina, sin grandes compras ni grandes gastos, no los necesito, me sobro y me basto (ya empiezo a mimetizarme con la idea) con mi imprudente e irreflexivo subconsciente.


Estoy haciendo una lista, a saber:

  • Tumbarme a la bartola sin complejo y, cuando mis hijos me pregunten por la comida, nos daremos un festín de pizza congelada, incluso entre semana.
  • Ponerme seductora con mi chico a imagen y semejanza de Jamie Lee Curtis en “Mentiras Arriesgadas”, incluyendo el agua del florero por el pelo y el batacazo.
  • Tener como canción de cabecera “Me enamoré” de Single.
  • Robar en el súper el paté de la merienda de los peques, con el único propósito de transgredir las normas y poder contar la hazaña en la cena de chicas mensual: un arresto domiciliario sería el no va más.
  • Decirle a mi madre que por muy mal que crea que cuido a mis hijos ya tienen más de 4 años y todavía me duran.
  • Buscar la fama exclusivamente por el placer de ser parodiada por Joaquín Reyes.
  • Mirar a mi suegra a los ojos y decirle sin preámbulos que su paella de los domingos estaría más sabrosona si no la preparara a las 11 de la mañana y no nos lo restregara por la cara.
  • Ser capaz de ir a una de esas reuniones insufribles y permanecer en ella sin perder la sonrisa, sin importarme...
  • Escapar con una buena amiga a lo Thelma y Louise, viviendo en libertad y sin obligaciones, pero sin acabar despeñadas, aunque la aventura nos dure sólo hasta la hora de la salida del cole.

Quiero, quiero, quiero… Relajando el tono de humor: Qué quiero? Qué me gustaría hacer? A veces, el ajetreo diario, nuestras obligaciones laborales y, de forma más importante, las familiares, hacen que dejemos a un lado nuestros deseos, algunos casi necesidades.

Quiero que el 2015 sea un año para escuchar mi interior,  no dejar mis deseos en último lugar, quiero regalarme cada día algo: un café compartido, una locura, unas risas, un momento de descanso, un día sin obligaciones… cada día algo que me permita disfrutar, algo placentero para mis sentidos o mi alma.


Para no olvidar este gran propósito, La ñiña lunares ha diseñado un mantel individual con un mensaje para recordar cada día: qué no te digan que no se puede. Se puede, claro que sí, y tú también puedes… perseguir tus sueños y anhelos.

(artículo publicado por La Ñiña Lunares en la revista digital Blogirls 2.0 Magazine)

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